Puras chingaderas.

HOY HAY SOUNDTRACK.



Yo he sido siempre mas asiduo de imaginarme una historia de amor que de llevar un a cabo, si eres visitante frecuente de este blog lo sabes bien (creo, sino estaré haciendo algo mal), ultimamente, hablando de años, falta ímpetu, espero no sea ninguna de esas mierdas de las que hablan algunos actores interpretando psicólogos en la tele o en películas, que no tenga algún tipo de resentimiento, de malestar estomacal producido por una mala relación, ya sea amorosa o de índole familiar, ya saben... le podría echar la culpa al divorcio de mis padres, pero como ocurrió cuando yo tenía veinte años (maso menos) me da vergüenza usarlo de excusa.

Simplemente soy cobarde... tampoco tengo tanto apetito sexual, y no es que vaya evitando miradas como diciendo no quiero no quiero no quiero, pero tampoco es que lo busque, estoy, bueno, estoy en una época apática de mi vida de la cual no hago el más mínimo esfuerzo de salir, poco a poco me voy volviendo loco, me estoy dando cuenta de todo.

Ahora, en cuestión de unos renglones, de un solo párrafo, he perdido las ganas de inventarme en historias de amor maravillosas, estoy en un proceso que dará como resultado algo horrible, un ser asqueroso.

Es como... me dedico al cine, pero hablar de ello no me apasiona, de la misma manera me dedico al Amor, a crearlo, a sentirlo pues, pero no me apasiona el llevarlo a cabo, no me gusta esta situación, pero, al fin y al cabo, uno es el que ama, no el que te ama de vuelta.

Puras chingaderas.

Y a pesar de todo, decido pensar que esta bien vivir así, he llegado a convencerme, de que esta forma de vida, es lo bien, que basta con enamorarme en mi cabeza, y de despertar a base de dopamina inventada por la imaginación cada mañana, a base de falsos personajes que me acompañan en una soledad que mas bien sabe a agrugas, es difícil que alguien me caiga bien ultimamente, yo mismo siento un vaho de desprecio hacía mi, un vaho que se desprende de un cachorro asustado que esta a medio morir, un vaho que escala una montaña invisible, como si tuviera vida, un vapor asqueroso que hay que tratar de ignorar, o al menos, como hago cada día, perfumarlo.

Puras chingaderas.