El hombre que ponía las estrellas en el cielo estaba sentado en la luna, viendo la tierra a lo lejos y sientiendose tan solo, este como muchos otros trabajos era una labor solitaria. Estaba sentado ahí, como siempre lo hace esperando algo y como siempre nada llegaba.
Así pasaba las madrugadas el hombre que ponía estrellas en el cielo, solo y contemplando la tierra iluminada, inspirada, favorecida por su tremendo esfuerzo, el sabia lo importante que era para el mundo el resplandor de su trabajo, que escritor podría escribir sin estrellas, que cantando cantaría sin ellas, que pintor plasmaría sentimientos sin su trabajo, a donde verían los amantes acostados en el césped fresco cada noche, verían la tele, supongo, que horrible seria la vida sin estrellas en la noche, que horrible es la televisión.
Un día, normal, con estrellas y luna menguante apareció un cometa, era un cometa de verde y de cola rara, de esos que tienen tanto efecto en los humanos, tenía una apariencia uraña con mirada curiosa, alzó la mano y saludó, se acerco al hombre que ponía las estrellas en el cielo y se sentó a su lado, el hombre que ponía las estrellas en el cielo se extrañó, había visto miles de cometas pasar pero ninguno se había acercado nunca, estaba emocionado por la ocasión.
Illustrator Spotlight: Lizaveta-Alisa K
Hace 2 días
1 comentario:
Y no sé si podría escribir alguna vez sin estrellas. A veces me olvido de ellas, pero la luna me las recuerda.
Hace mucho que escribí para ellas. Intentaré recordar.
Pero en el fondo deseo que no pueda cantar sin ellas.
Un abrazo para ti esemiliqs,
Mariposa Tecknicolor.
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